Café para dos

Una pareja. Un café. Dos historias. La de él escrita en palabras, en la de ella las palabras cobran vida. Dos formas de contar una misma historia, dos formas de sentirlas, las dos igual de importante.

Es lector elige.

Café para él (léeme)

-El local rebosada de gente -sonido de vasos de fondo. Sonido de ambiente de bar y personas hablando- Una pareja sentada uno delante del otro , dos cafés en la mesa.

⁃ ¿Puedo hacerte una pregunta incómoda? – le mira confuso y asiente.

⁃ ¿ tú me quieres? – le mira con tristeza y asiente.

⁃ ¿y qué quieres de mi? ¿mi compañia, mi conversación, mi cuerpo? ¿ acaso sabes lo que quieres ? – le vuelve a mirar y niega con la cabeza.

⁃ Sonido ambiente de bar – ella termina de tomarse el café y le coge delicadamente las manos –

⁃ Yo no te quiero. -él le mira entre confundido y asustado y hace el ademán de hablar-

⁃ Ella, sin dejarle contestar , se levanta y le da un beso en la mejilla.-

⁃ Yo te amo y quiero que seas feliz

⁃ Sonido de tacones alejándose. Sonidos de bar

Café para ella (escúchame)

Audio historia

Tiempo

te disfruto y te olvido. 

te marchas y vuelve el vacío. 

te añoro cuando te escapas de entre mis dedos. 

me engañas cada vez que me susurras que lo vivido esta perdido. Que ya no estás, que te has ido. Porque te olvido. 

Tiempo no te marches, quédate conmigo. 

te tenía y te he perdido. 

y aunque te siento a cada latido, a cada paso conmigo, sé que te voy a volver a perder aunque estés enfrente mio.

quiero arriesgarme y vivirte aunque mueras en un instante y vuelvas como si nada hubiera sucedido. 

Tiempo, quédate conmigo. 

Ni Princesa Ni cuento de hadas

He dejado de creer en cuentos de hadas, en algodón de azúcar y tutus rosas. 

He dejado de pensar en que la prisión en la que me despierto , tiene rejas de chocolate y cadenas de caramelo. 

El miedo hace que me sienta princesa que espera ser rescatada por la sombra de mi velo. 

El pelo hasta mis rodillas y trenzas sobre mis hombros. 

Caballos con cuernos en la frente y crin de arco iris custodiando mi aliento. 

Dragones de sangre y fuego en mi castillo de ensueño. 

He dejado de creer en cuentos de hadas porque me niego a ser prisionera de mis miedos .

Soy heroe de mi destino, vestida de cuero. Porque sólo yo tengo la llave de mi celda y sólo yo puedo cortar mi cabello. 

Puños de purpurina, botas de tacón y empuñadura de acero. 

Ojos de hielo, mirada de fuego. 

He dejado de creer en cuentos de hadas porque esta princesa no está esperando caballero. 

La puerta de mi castillo está abierta y mis rejas derritiendose como el hielo. 

El miedo me acompaña a cada paso y le sonrío. Porque miedo , no me asustas .Lo que me asusta es mi propio reflejo. 

Porque esta princesa ni es princesa ni reina ni quiere serlo.

Y este cuento se ha acabado y me voy a la cama sin leerlo. 

Ausencia: Abrazos Ausentes

Te echo de menos. Echo de menos el sentir, el sentirte, el sentiros. Estamos cerca pero nos sentimos lejos.

Echo de menos los reencuentros, las sonrisas y el dolor de las costillas al apretarnos fuerte el uno contra el otro.

El contacto nos hace sentirnos parte de algo más grande. Lo que hace sentirnos vivos.

Y nos convertimos en zombies deambulante , sin rumbo, en busca de todos aquellos abrazos ausentes.

Abrazos no dados, abrazos no sentidos, abrazos lejanos , abrazos perdidos. Porque esos abrazos nunca los podremos recuperar, tienen fecha de caducidad: un instante.

Vendrán otros abrazos , tarde o temprano, pero muchos han quedado huérfanos y ni el recuerdo nos ayudará a recuperarlos.

Abrazos virtuales que saben a poco, abrazos pendientes que nos agotan cada día un poco más.

Y hasta que podamos volver a abrazarnos escucha mi voz y aprendamos juntos a darnos el abrazo más importante de nuestras vidas.